Empieza la temporada de excursiones y con ella mi búsqueda incesante de sitios nuevos por descubrir. Casi cuatro años llevamos ya por aquí y aún tengo un largo listado esperando “el momento”. Algunos de ellos queremos disfrutarlos sin demasiados turistas, así que ahora es el momento; para otros tenemos que esperar a que el ambiente sea más cálido. Pero salir al campo sin más casi siempre es un buen plan sobre todo con ellos, donde cualquier fruto, cualquier palo y cualquier flor se convierten en algo extraordinario.
Hoy no te enseño un bosque cualquiera, nooooo!!!! Este es especial, porque se trata de un paseo por una explotación minera de los siglos I y II d.c con la compañía de laureles, castaños, acebos, madroños, fresnos, avellanos y robles, del constante canto de las aves, de figuras imaginarias y el verdín en las rocas. Hoy paseamos recorriendo las cuevas de Andina, en la localidad del Franco (Asturias).
No son una cuevas al uso, se trata de un recorrido de unos dos kilómetros a cielo descubierto que se creó a consecuencia del vaciado minero produciendo en sus laderas grandes socavones, fruto también del arrastre del agua canalizada desde las montañas, las rocas y sedimentos con oro.
Los terrenos son privados por lo que su acceso se halla limitado, debiendo sacar unas entrada e ir acompañado de una guía durante el recorrido. Tienes información detallada en la página web oficial de las Covas aquí.
“Se trata de un sistema de cuevas de origen kárstico. La zona protegida comprende 11,90 hectáreas de un valle originado por depresión kárstica, siendo las rocas de gran valor debido a que están formadas por mármoles del cámbrico inferior correspondientes a la formación Vegadeo. Fue declarado monumento natural el 4 de abril de 2002” Wikipedia dixit.
Un lugar precioso donde fuimos de excursión un día soleado y muy cálido del pasado mes de enero. Aunque no es quizá la mejor época del año para visitarlas, pues en primavera es cuando su abrupta vegetación se manifiesta en todo su esplendor, su microclima y el día primaveral del que disfrutamos hizo que fuera uno de esos días inesperadamente primaverales.
Si algún “pero” tengo que ponerle a esta ruta es que al tratarse de una visita guiada y en grupo, no pudimos disfrutar de un paseo solitario y silencioso tal y como estamos acostumbrados.
Aunque hay unos merenderos en el parking de las Cuevas, te propongo que tras su visita te dirijas a la costa para hacer un picnic en el área recreativa de la playa Porcía de la que ya te hablé en este post y que se encuentra a muy pocos kilómetros; aunque en esta ocasión la marea nos había dejado sin playa, disfrutamos de una tarde sin calcetines y sin chaquetas en la desembocadura del rio Porcía.
Y hasta aquí nuestra crónica de un domingo cualquiera con botas de montaña y bocadillo de tortilla, en El mar del Norte…
qué estilosa eres!!!!!
😎 😆 gracias amiga!!!
Qué tal esas piernucas al aire?