El pronóstico del tiempo no era nada halagüeño y nos apetecía perdernos por la montaña. Sin nada programado hasta cinco minutos antes de salir de casa improvisamos una mini excursión. En la mochila, las botas de agua, chubasqueros y unos pantalones y calcetines de recambio, por si las moscas. Nos adentramos con el coche por la montaña donde cada vez había menos civilización hasta llegar allí: el Mesón-albergue El teixo, a 6 kilómetros de Bres, en Taramundi (Asturais).
El comedor destartalado, con una chimenea y juguetes por todos lados, juegos de mesa y una guitarra, en seguida conquista a los niños. Para entrar en calor, un vinito y unas tacitas de un exquisito cocido montañés obsequio de la casa . En su carta se puede encontrar la sopa “resucitamuertos”, la sartén de setas silvestre al ajillo, o la sartén de setas, pulpo y langostinos; y es que Rocío, su cocinera, tiene amplios conocimientos en micología, y cocina muy, pero que muy bien!
Su pequeño de cinco años enseguida se ha percatado de la presencia de otros niños en el comedor, así que en un abrir y cerrar de ojos se hacen amigos y descubrimos a quién pertenecen los juguetes: a él y a sus dos hermanas. De repente los niños desaparecen y se van a jugar con él. Hoy comemos tranquilos! Bien!
Afuera ha escampado. Así que podemos salir a dar un paseo: columpios con neumáticos, unos caballos absolutamente amigables se acercan a saludarnos, se dejan acariciar y hasta juegan con los niños.
F aprende con su nuevo amigo a subirse a una piedra altísima y guardar el equilibrio a la pata coja, y a hacer desde esa altura el salto de la gallina: Qui-qui-ri-ki!! Mesas de piedra por el prado, otra opción para hacer un picnic veraniego menos improvisado.
De camino de vuelta a casa, nuestras amigas las cabras montesas insisten en que les saludemos. Somos obedientes, paramos el coche y jugamos con ellas.
Todo huele a tierra; Acaba de llover y eso hace que el bosque tenga ese color verde fluorescente y que el sol brille con especial intensidad. Sale el arcoiris. No falta detalle.
En definitiva, planes improvisados que una vez más se convierten en planes redondos para un día de domingo con lluvia en el Norte. Seguro que os ha pasado muchas veces, verdad?